LA MARÍA PINGÜINO DE PUERTO MONTT 2

La María Pingüino II.
Volví al
bar con la desesperación de quien ve caer el último árbol del mundo. La noche estaba
para decisiones firmes y con decisión fui por mi caña de blanco. Allí estaba
otra vez la María Pingüino, inmóvil y de pie junto a una cazuela resumidero de
muchas muertes. Tejía una charlina disparatada. Al verme me dijo “hola don Luis
Miguel” y como homenaje le canté “La Incondicional” pero ella
volvió absorta tras sus lentes tan sucios como los vitrales de una
catedral llena de moscas. Nada podía conmoverla más allá de sus palillos. Luego
de abrir la pendiente de mi garganta, le dije “por sus tejidos las conoceréis”.
Me miro y sentenció “le voy a tejer
zapatillas de casa”. Le respondí “ ¡¡no tengo casa para que quiero tener
zapatillas!!”. Empiece por las zapatillas de casa, me dijo, no sea weon, me dijo.
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