CHICHA EPEW: Chicha de Don Chafeto



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CHICHA DE DON CHAFETO :

Por Javier Milanca Olivares


Entre el Salto y Chanco, entrando por Lipinhue o Cuchuy vive don Chafeto. El lugar tuvo alguna vez exacto y sonoro nombre cuya melodía quedaba bastante tiempo pegada al oído como ese rechinar de las cosas cuando las agarra la herrumbre. Pero, y en esto hay que entender, nuestros modos a veces se dejan llevar por la flojera o a veces por esa costumbre cicatera de  ahorrar babas para precisarlas al momento de pronunciar cosas mejores, prodigio que pocas veces encuentra su oportunidad, y ya lo nombraban El Salto o ya lo nombraban Chanco y nunca o casi nunca lo señalaron con su voluntarioso nombre propio y por eso de tanto no decirlo se fue deshaciendo, de tanto evadirlo se fue terminando y de tanto no mencionarlo se fue muriendo y la memoria es cosa veleidosa, como hijo sin regalo de cumpleaños. Es que hay gente que para estas cosas tiene extraños egoísmos y nadie considera importante lo que no se nombra. Eso le preocupa mucho a Don Chafeto, por eso es que esta Chicha tiene denominación personal y no de paisaje, la llamaremos Chicha de Don Chafeto, porque siempre es bueno darle mapa a las cosas que provienen de una tierra redonda y muchas veces ajena. Don Chafeto es un hombre gentil y antiguo, hacendoso campeón de Tejo a puro quince y a la canasta además de Gritón y Mirón de carreras domingueras, nadie sabe mucho que significan estas pericias pero como lo repite siempre con seriedad debe ser algo importante. Él fabrica su chicha con manzana de Enero, manzana de calibres tersos, de mesocarpio duro pero dulce, que por su delgada piel hace que se hornee con buenos soles y madure temprano por lo que siempre agarra un gusto a palo mojado si el hacedor se demora en sellarla. Ante esta apreciación, un cubero de buen ojo podría decir que estamos frente a un desastre de chicha, pero no, ese gusto maderoso antiguo le da fuertes notas de oleo fragante que raspa como buena murta de Semana Santa a la que no se le quita la estrellita. La chicha de don Chafleto se presenta de color ámbar atardecido, con unas burbujitas picaronas que espesan la sopa como gelatina champañoza. No la deje abierta pues con la madurez de la fruta arriesga oxidación excesiva y amargores no deseados, o sea, sirva rápido, sin pausa y cuente historias breves para que no se le meta la desmemoria mire que con la mala cabeza se pueden perder los recuerdos de los nombres y si no conocemos los nombres no sabemos cómo llamar lo que existe y eso es una pérfida muerte, de las peores de las que se tenga noticia pues es como si no se hubiera nacido nunca. Sea como Don Chafeto, que siempre invita a probar su chicha debajo de un ciruelo de frutos grandes y verdes, él dice que se llaman ciruelas Pezón de Mujer. Cuando uno le recrimina con escasa ciencia de que no existen mujeres con los pezones verdes y reventones, Chafeto mira la tierra, toma de su vaso al seco, que es como se toma la chicha en serio y dice que es cosa de saberla buscar y esperarla. O sea, don Chafeto nos da esperanzas pero tampoco llama a nadar ilusamente sobre las torpes aguas de las quimeras. Acompañe con chicharrones de paleta de chancho jabalí o deguste con huevos de trucha arcoiris refritos en berros de Ñadi invernizo. Comparta con amigos la Chicha de Don Chafleto, sea generoso que escatimar es crueldad de negra alma en estos tiempos. CALIFICACIÓN DE LA CHICHA DE DON CHAFLETO: UN 6.5. APROBADA

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