PICHI EPEW : EL HACHA DE ELÍAS



La imagen puede contener: comida

TRAPI EPEW. “EL HACHA DE ELÍAS”

Por Javier Milanca Olivares

Pica el Trapi en su punto. Se refriega en la orilla antes de entrar en combate con los porotos inundados en el caldo crepuscular de las longanizas. Los fideos fornican pálidos en su orgía de brazos y piernas. El zapallo guarda silencio y sólo declarará en presencia del cilantro.
Inundado hasta las narices en el invierno, Elías Collillelfu picaba leña y a él le picaba el ají de los sudorosos porotos hirviendo  en rojo, el rojo del refriegue, del convite de la fiesta que humeaba en el plato. El Trapi entra y sucumbe entregando su cuerpo raspado a los caldos, luego su leche de tierra entra a la boca hiriendo a gotitas, como si minúsculas chispas de fuego volcánico quemaran en delicioso infierno las entrañas del Picador de leña. Elías Collilelfu picaba un tronco y lo convertía en diez palos, de ese palo nacían diez astillas y así multiplicaba el hombre, todo lo picaba para ganarse un plato de porotos, parecidos a él. Y a él le picaba el ají sin mansedumbre sólo para volver a convertirse todo en fuego. Y luego venía la tibieza del aire y de la carne como ocurre casi siempre en el sur: se inflama el pecho de ají, si iza el hacha hacia el corazón de la llovizna y cae justo en medio de los troncos del Laurel Macho que huele a trancos de Pangui, de la Laurel Hembra olisca a pájaros mojados, de los  Guayes revestidos de barbas verdes y blancas. Ha triunfado el hombre, sólo por un momento breve, esa brevedad suficiente para olvidarse del frío y la escarcha mientras los porotos sazonados con el picor del ají lo harán transpirar  los misterios de la selva y su leña, mojar la camisa. Ha triunfado el hombre, ha triunfado Elías hasta que venga esa otra hambre con la consigna sangrienta de un ají que refriega sus costillas para morir en el plato quemando el frío de un invierno que se apaga para volver de nuevo.

Comentarios

Entradas populares