LOS HUASOS METAFÍSICOS EN LA PAMPILLA DE COQUIMBO O EL DÍA EN QUE JAVIER DEL CERRO DUDÓ.
LOS HUASOS
METAFÍSICOS EN LA PAMPILLA DE COQUIMBO O EL DÍA EN QUE JAVIER DEL CERRO DUDÓ.
Por Javier Milanca Olivares
Y caían al fornicio de la
felicidad los atoronjilados costillares de cabrito de Barraza, mezclados con
unos virginales quesos de cabra de Mincha. Caía el ruido sobre la pampilla de Coquimbo
y el obelisco de la cruz del nuevo milenio anunciaba otros tres mil años con
esa mierda del amor. Fue en eso que se nos ocurrió con Javier del Cerro amenizar
y/o amenazar la Pampilla con las Payas Bipolares y decidimos que nuestro dúo de
desafío improvisado se llamaría Los Huasos Metafisicos, estuvimos a punto de
ser los Huasos Posmodernos pero luego de lanzar unos juicios en contra de la
chilenidad, justo en medio de la pampilla de Coquimbo, decidimos que no era de
gente educada andar enrostrando demasiado posmodernismo. Así es que con Los
Huasos Metafísicos arrancamos con un nutrido repertorio de coplas rimadas
versadas bastante bipolares, hasta que compusimos a cuatro manos o a dos
sinrazones la Cueca de Foucault, filósofo que se llevó bien con las infernales
longanizas de Huentelauquen y vino robado en el suepermercado y con eso de
vigilar y castigar. Éxito total, menos en las carpas que íbamos recorriendo
cantando estas coplas, que en tiempos de tinieblas es decir sin Facebook, ni
twitter, ni wasap ni Instagram ni la concha de la perra quedaron en buen
olvido. Luego llegó la sinfonía del colesterol y de un vino pipeño que alguien donó,
más que por cariño, para que guardáramos silencio ya que nuestras letras del
devenir Nietzscheano y del existencialismo Sartreano francamente no iban con oídos
más dispuestos a pirilachas y zapateros celosos.
Y así nos encaminamos Pampilla
abajo con el buen Del Cerro, planteándonos postular a un proyecto para grabar
nuestras cuecas y organizar una Antigira con los Huasos Metafísicos,
discutiendo también con vehemencia sobre eso de que Dios ha muerto, pero Rubina
no, ahí quedaste Federico !. Pidiendo a las estrellas de la costa que Kastillo llegue
luego con los dones de su valle. Alegando que a pesar de que Pamela Díaz es
tontuela y farandulera merece ser la reina de la Pampilla por Negra y que la Cruz
del Nuevo Milenio, si bien no era el Panóptico de dios, por lo menos era el Panóptico
del viejo que prendía y apagaba la luz allá zolo zolo zolo en esas alturas. Todo
en medio del jolgorio de ramadas, cumbias celestiales, ruido de mucha vida que
sólo en la Pampilla se produce, cuando de pronto nos encontramos de zopetón con
una hilera romana de pacos dispuestos a terminar el show y borrar con lumas y
patadas todo atisbo de chilenidad
amanecida. Ahí entre la duda de huir o ser definitivamente antisistémicos se
nos vino de frente como una epifanía la paca más hermosa que se pueda concebir jamás,
ni siquiera en la imaginación del mejor adolescente manflinflero. Se nos vino
encima con sus caderas de potranca verde, labios rojos de puñal que recién rasgaron
la carne y un chaleco antibalas a punto de reventar ante la turgencia de su
monumental tetamenta. Nos dijo con una voz que a esa hora nos pareció una
sugerencia de cama de motel “ Muévanse jóvenes a sus carpas”. Se produjo ese
silencio, que ella seguramente interpretó como obediencia civil pero era en realidad
la mudez natural del enamoramiento eterno callejero. Javier del Cerro no resistió
y le lanzó con fuerza y total convicción: “si la belleza fuera un instante… tú
serías la eternidad”. Bastó sólo eso para que la paca se volviera sobre sus
botas de amazona y tomara a del Cerro de la solapas lo empujara con fuerza
dentro del carro policial y quedara completamente detenido. Javier, en el
umbral de la libertad y el carro lleno de orines alcanzó a decirle a la paca
con todo el odio del desamor repentino pero más con un tremendo resentimiento proletario
de clase : “Parecías Mujer “.
Luego siguió todo igual, amaneció
en la Pampilla, llegó Kastillo con sus dones,
y entre cervezas apaga incendios esperamos que sean las doce para que soltaran
a Javier del Cerro junto a otra ruma de curaos hostiles. Cuando llegó le
preguntamos cómo estaba luego de un amanecer en el calabozo y dijo que venía
bien pero lleno de dudas que nos quería compartir, pues los calabozos son buenos lugares para hacer filosofía. Y bueno luego de eso junto a
otros y al poeta iniciamos ya la creación del segundo disco de los Huasos
Metafísicos que quedó afortunadamente en el olvido, sin embargo por esas cosas
de la memoria selectiva, acá en un boleto de micro guardado en el bolsillo de
una chaqueta encontré parte de una de esas formidables cuecas bipolares que tenían
mucho de vida pero también mucho Foucault.
Ayayay y en Coquimbo y en la
pampilla
Vigilar y castigar hicimos mansa
parrilla
Vigilar y castigar hicimos mansa
parrilla
En la pampilla ay sí a lo vío con
los cabros
Vigila y castigar con terremoto
en jarro
Vigilar y castigar a lo vío con los cabros
Sáquense un weno tamos en
coquimbo
Vigilar y castigar es el mismo
limbo
Vigilar y castigar tamos en Coquimbo
Váyanse a sus carpas
Exclamo la paca astuta
Vigilar y castigar se nos vino la
yuta
Y es de no creer
Parecías mujer…!!!
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